"Podria decirte que son historias, cuentos, relatos o simples anotaciones en un diario,
pero la verdad es que solo a ti te corresponde la eleccion. Como en el amor y la vida... todo depende de ti..."
Con el post
numero 100 he decidido culminar el proyecto de Anhelante Azul. Desde su primer
post (11 de junio de 2009) hasta el último (11 de setiembre de 2014) ha sido un
viaje increíble que ha finalizado de la mejor manera la cual espero mostrarles
pronto.
Aprecio el
tiempo la dedicación y el gusto que tuvieron por mis escritos en esta página y
os presente mi nuevo proyecto Emociones de Crayón de un corte
totalmente diferente a AA.
Hay una parte de mí que no deberías ver. Hay un pedazo de mí
que exagera lo que soy, solo para sentirme más seguro.
Hay una parte de mí que se aleja, que desdeña todo lo que he
conseguido y quisiera vivir solo, sin mundo, sin personas, sin pies. Hay un
momento de mí que te puede lastimar.
Hay unas ganas dentro de mí que no distinguen sentimientos,
que pretenden y no esperan, que nunca quieren perder. Una suma de mí que se
enterca y no acepta, que no sabe crecer… Hay una parte de mí que nos rechaza.
Me vence por ratos una manera de ser que busca presionarte,
que le da sentido a las cosas que haces por sentir, que te dice por qué las haces aunque no estés lista para saberlo
ni yo tenga derecho a decírtelo.
Me ufano de una sabiduría primeriza, de una mirada singular y
para nada atractiva. Como si fuera el mejor olvido que soy un mal tipo por no
extrañar a nadie, por romperte el corazón. Me vence por ratos esta soledad: “Como
no hay nadie más, más vale que empiece a quererme”.
Tengo una enfermedad que no me deja comer, que no me deja
apreciar lo nuevo de la vida, que me priva de sentir sorpresa, me anestesia de
emociones voluntarias, previendo todo lo que me va a pasar anticipa mi vida
dejándome sin ilusión.
Una enfermedad que ingresa con dolor en el pecho, un agujero
en el estómago que perfora el corazón. Es un mal congénito en mi mente, es una
aflicción compulsiva en mis manos, crónica, irreversible, terminal. Como una
bomba de tiempo atada a la columna vertebral.
Una parte de mi es todo lo malo que llevo, el peso de mis
hombros donde nace todo lo bueno que me dicen tener. Entonces ¿Qué hacer?
Hay una parte de mí que alguien más debería entender, que yo
ya estoy muy comprometido.
Como tu cintura en mis manos. Así
creí tenerlo todo, a mi alcance. Como la fuerza que tenías al besarme así creí
que el mundo me alcanzaba, con dulzura, con suavidad con una pequeña mordida al
final.
Como la lindura que tenías al
bailar así pensé que nuestro amor sería tierno, con los dedos hacia arriba, haciéndonos
sonrojar. Un baile que no acabaría… o por lo menos eso era lo que pensaba.
Pero aquí estamos… Sin hablarnos…
Con barricadas de enojo y decepción en nuestras costas, sin dirigentes, sin diplomáticos
que aboguen por nosotros. Solo aislados, sin opción (ganas) a reclamos o
derecho a luchar.
Como el abrazo que no quise darte,
aquí estoy… Frío, falto de amor para ti,
con las manos mirando el suelo y un hoyo en el pecho cada vez más hondo.
Como el poco hombre que fui… allá
estas tú… Distante, inmutable, incapaz de mostrar sentimiento alguno, de
aceptar que sufres, de ver tus errores.
Pero así estaremos… Viviendo la
vida que no cambia, marcando sentimientos que no olvidan, entregando a las manos
de alguien más la baraja que se suponía nos haría ganar.
Como mis manos en tu cintura, cada
mañana al despertar, así creí tenerlo todo… Resuelto… O por lo menos eso era lo
que pensaba.