sábado, 20 de septiembre de 2014

Despedida



Hola,

Con el post numero 100 he decidido culminar el proyecto de Anhelante Azul. Desde su primer post (11 de junio de 2009) hasta el último (11 de setiembre de 2014) ha sido un viaje increíble que ha finalizado de la mejor manera la cual espero mostrarles pronto.

Aprecio el tiempo la dedicación y el gusto que tuvieron por mis escritos en esta página y os presente mi nuevo proyecto Emociones de Crayón de un corte totalmente diferente a AA.

Nos vemos muy pronto anhelantes.


Douma.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Escritos de viento N° 20: Yo… el extraño (Post - 100)


Si te acuerdas de mí
soy aquel que ves sentado en el piso de la facultad
recostando la espalda en la ventana.
Ahí estoy en mi más pura esencia.
Empuñando un lápiz,
sosteniendo una hoja de papel.
Trabajándola furiosamente.

Ése soy yo dejando las horas de estudio pasar,
faltando a clases,
llegando tarde.

Ése soy yo
apoltronado en el piso
como un mendigo
sin importarme que dirás,
sintiendo un volcán en el pecho
y lava bendita en las manos.

Ése soy yo
reuniendo todas las pasiones del mundo en el diafragma.
Apunto de reír,
a punto de llorar,
derrapando la epilepsia.

Ése soy yo
sin ganas de escucharte,
sin siquiera reconocer tu existencia.
Soy yo en el limbo de mi olvido.
Batiendo alas que no puedes ver.

Soy yo dejándolo todo atrás.
Soy yo siendo inmortal, creando calor.
Soy el sol, las praderas, las montañas.
Soy el hemisferio que no usas.
Soy yo siendo barrido por la fiereza de mi hambriento corazón.

Ése que ves ahí soy yo... el extraño.
A quién nunca podrás entender.

No todos pueden ser escogidos.


domingo, 6 de abril de 2014

Escritos de Tierra N° 20: FREE FALLIN' (Post - 99)



Hay una parte de mí que no deberías ver. Hay un pedazo de mí que exagera lo que soy, solo para sentirme más seguro.

Hay una parte de mí que se aleja, que desdeña todo lo que he conseguido y quisiera vivir solo, sin mundo, sin personas, sin pies. Hay un momento de mí que te puede lastimar.

Hay unas ganas dentro de mí que no distinguen sentimientos, que pretenden y no esperan, que nunca quieren perder. Una suma de mí que se enterca y no acepta, que no sabe crecer… Hay una parte de mí que nos rechaza.

Me vence por ratos una manera de ser que busca presionarte, que le da sentido a las cosas que haces por sentir, que te dice por qué  las haces aunque no estés lista para saberlo ni yo tenga derecho a decírtelo.

Me ufano de una sabiduría primeriza, de una mirada singular y para nada atractiva. Como si fuera el mejor olvido que soy un mal tipo por no extrañar a nadie, por romperte el corazón. Me vence por ratos esta soledad: “Como no hay nadie más, más vale que empiece a quererme”.

Tengo una enfermedad que no me deja comer, que no me deja apreciar lo nuevo de la vida, que me priva de sentir sorpresa, me anestesia de emociones voluntarias, previendo todo lo que me va a pasar anticipa mi vida dejándome sin ilusión.

Una enfermedad que ingresa con dolor en el pecho, un agujero en el estómago que perfora el corazón. Es un mal congénito en mi mente, es una aflicción compulsiva en mis manos, crónica, irreversible, terminal. Como una bomba de tiempo atada a la columna vertebral.

Una parte de mi es todo lo malo que llevo, el peso de mis hombros donde nace todo lo bueno que me dicen tener. Entonces ¿Qué hacer?

Hay una parte de mí que alguien más debería entender, que yo ya estoy muy comprometido.

 

domingo, 2 de marzo de 2014

Escritos de Tierra N° 19: EPÍTETO (Post – 98)


Como tu cintura en mis manos. Así creí tenerlo todo, a mi alcance. Como la fuerza que tenías al besarme así creí que el mundo me alcanzaba, con dulzura, con suavidad con una pequeña mordida al final.

Como la lindura que tenías al bailar así pensé que nuestro amor sería tierno, con los dedos hacia arriba, haciéndonos sonrojar. Un baile que no acabaría… o por lo menos eso era lo que pensaba.

Pero aquí estamos… Sin hablarnos… Con barricadas de enojo y decepción en nuestras costas, sin dirigentes, sin diplomáticos que aboguen por nosotros. Solo aislados, sin opción (ganas) a reclamos o derecho a luchar.

Como el abrazo que no quise darte,  aquí estoy… Frío, falto de amor para ti, con las manos mirando el suelo y un hoyo en el pecho cada vez más hondo.

Como el poco hombre que fui… allá estas tú… Distante, inmutable, incapaz de mostrar sentimiento alguno, de aceptar que sufres, de ver tus errores.

Pero así estaremos… Viviendo la vida que no cambia, marcando sentimientos que no olvidan, entregando a las manos de alguien más la baraja que se suponía nos haría ganar.


Como mis manos en tu cintura, cada mañana al despertar, así creí tenerlo todo… Resuelto… O por lo menos eso era lo que pensaba.