martes, 31 de diciembre de 2013

Escritos de Viento N° 19: EXPERTOS EN MENTIR (Post - 93)


Soy un experto en descubrir mentiras, las anomalías me molestan por ello nunca he podido quedarme callado cuando algo no está bien, nunca he podido estar tranquilo cuando hay algo que no cuadra. Claramente las mentiras que más me intrigan y a las que más respondo son aquellas dadas por las personas que me importan, tan pocas como son es increíble que las digan y es más increíble aún que puedan creer que no me he dado cuenta. No soy solo yo, creo que todos en general tenemos esa secreta habilidad cuando la persona que las dice es tan cercana a nosotros. Cuando sabemos que nos mienten sentimos un hormigueo en los bordes del cuerpo, un hondo frío que recorre los hombros, los labios se resecan por un segundo y un no tan pequeño agujero comienza a formarse en la base del corazón.

Con los años las personas se conocen tanto que intuyen cuando no son honestas, cuando hay alguien ocultando dolor, placer, odio, amor… Entonces ¿Por qué mentir? Si mentir no es una solución a nuestros problemas. Si mentir es solo la ridícula forma que tenemos de pedir tiempo, de admitir que somos cobardes, de vender nuestros sentimientos y el de otros al destino sin la más mínima razón de cuando éste incumplirá el convenio. A nadie le gusta una mentira, curiosamente al cuerpo tampoco para los que hemos mentido muchas veces (todos) sabemos que el cuerpo se rehúsa a hacerlo tan solo recuerden ese pequeño nudo en la garganta al hacerlo, esa comezón inexplicable que sucede en el cuello o en los ojos, el frío que se apodera de los dedos, como se eriza la piel. Mentir es inapropiado, cuando menos, desde todo punto de vista.

Yo miento cuando digo que soy fuerte, cuando digo que no soy orgulloso, que el horario de oficina no me molesta, cuando digo que no me puedes lastimar, cuando soporto que seas engreída,  poco artista y fría. Miento cuando digo que solo pienso en ti, que no quisiera salir con nadie más. Miento cuando digo que no me siento atrapado…  por ti, por esta vida, por mis acciones. Me miento cuando me digo que me gusto del todo,  cuando digo que me gusta mi voz, mi nariz, mi estatura, cuando no le tomo importancia me estoy mintiendo. Si digo que quisiera ser más aventurero, más bohemio, más organizado no es mentira, pero miento al decir que hago algo por ello más allá de las doce uvas que como en año nuevo.

Miento cuando digo que hago algo por cambiar, te miento cuando te veo y digo que lo haré: “Seré más cariñoso, más romántico, más comprensivo más considerado contigo (y conmigo)”. Miento por pena, por tristeza, por vergüenza, por amor…  Lamentablemente cada vez que lo hago en nombre de estos sentimientos siento también que los estoy perdiendo.

Miento casi todo el tiempo inclusive cuando no quiero hacerlo, miento porque no confío en mí, quien puede decir la verdad, y miento porque no confió en ti, quien la recibe, porque creo en el fondo que todas las personas somos incapaces de entender la verdad o soportarla.

He madurado mucho este año, he vivido las historias más tristes de mi vida este año y creo que es precisamente por eso que ya no quisiera tener más mentiras en mi vida, las cosas pueden cambiar tan rápidamente, tan horriblemente que rodearse de personas que estén dispuestas a esforzarse por uno con al menos un poco de sinceridad parece ser la decisión más sensata y elemental de todas. Así que no entres en mi vida si no estás dispuesto/a a decirme la verdad, a esforzarte por mí si no por mi felicidad al menos por mi tranquilidad, hazlo como yo lo hago.


Quiero caminar con personas en quienes pueda confiar y a quienes pueda entregar la verdad de mis días sin temores ni rencor, entregar  ésa manera de ser que todos llevamos dentro.

Nota a pie de página: Haz de ser muy valiente para querer venir 2014... ¿Serás feliz, año nuevo?