jueves, 29 de julio de 2010

Escritos de Tierra Nº 7: PROMESAS AL CALENDARIO (post - 44)


Me he mordido la lengua más de siete veces este mes, siempre en los mismos lugares. No he tenido sueño y he sabido quedarme hasta las tres de la madrugada esperando a que llegue, dando vueltas en la cama. He caminado por las calles con más afán que de costumbre buscando miradas con más descaro y con más astucia de lo normal. Termine ocupando tanto mi tiempo que por cansancio y hastío olvide todos los planes que tenía para este mes que con algo de infortunio además nunca llegue a concretar. Los problemas más graves suelen ser aquellos que se escabullen de nuestra guardia y se cuelan a nuestras espaldas sin darnos cuenta para después aparecer de una manera inesperada frente a nosotros dejándonos por su rapidez y sinuosa estocada sin ninguna defensa resistente.


Cuando era niño recuerdo haber estado en la mesa de mi sala terminando una de las tantas tareas que me dejaban cuando el calendario de papel colgado a un lado de la pared cayó al suelo por culpa de una cinta no muy tenaz. Al intentar colgarlo nuevamente noté que aún no habían desgarrado el pedazo de hoja con los tres pasados meses. Así, después de hacer los honores no puede evitar detenerme un momento y contemplar ese curioso sello de círculo rojo que enmarcaba uno de los días del último mes y me impresioné al saber que esa marca tan sencilla era mía y que ése era un mensaje para mi.


“Construcción del desfile de carros terminada” - ¡El desfile de carros! como pude olvidarlo. Al comienzo del año pensaba construir una serie de carros en base a cartulina, temperas, palitos de madera y todo aquello que se me ocurriera y como sabia que no iba a ser fácil me di un tiempo bastante largo, ese desfile lo había visto en un programa de tv que me gustaba mucho (Nopo y Gonta) y pensaba hacerlo yo también pero con el colegio, las tareas, los amigos, los concursos y otras responsabilidades que llevaba lo había olvidado por completo. Cuando creces, a medida de que pasan los años, vas tomando más responsabilidades, vas adquiriendo nuevos gustos y nuevas aficiones, vas olvidando o restando importancia a las cosas que ya no te interesan tanto y al final de cada etapa aquellas cosas que aún recuerdas, que todavía te gustan y a las que quieres apreciar se convierten en la esencia de tu personalidad, la confirmación de uno mismo; la extensión de tus deseos o tus pesares se convierten en tus primeras promesas, promesas al calendario que decimos inocentemente como los primeros atisbos de convicción, los primeros rayos de sinceridad que nos muestran las cosas que más nos importan, con las que pasaríamos la vida entera y si las olvidamos , si no podemos realizarlas… no lo sé (no pretendo ser un dogma) pero en la madurez de los años me he topado con que no siempre puedes tenerlo todo, que elegir es importante, que luchar por ello lo es y saber cuando desistir también, que la nostalgia y los remordimientos no siempre duran dos semanas o un mes, que un abrazo es lo más honesto que te pueden pedir, que una buena promesa siempre debe llevar algo de locura, algo de poesía y algo de ti.


Me esforcé mucho esas últimas semanas para tener mi desfile de carros y aunque no acabe en la fecha que me propuse y no pude construir todos los carros que había pensado (20) tuve un desfile muy bueno, me gustaron mucho los carros que inventé, así como todo el tiempo y dedicación que utilicé en crearlos. No diré que cuando era niño cumplía todas mis promesas (no cumplí en construir un cometa con la forma de un dragón; aprender a manejar bicicleta o tener un novia en cada país del mundo, o al menos los más importantes) aún a esta edad no puedo hacerlo, pero creo que lo importante es tenerlas y no olvidarlas a pesar de que con los años el revuelo de la vida nos agobie y nos confunda, la sola intención de una promesa puede ser suficiente para hacerla realidad y su recuerdo… cuando seamos capaces de hacerlo.


Nota a pie de página: ocupado...

lunes, 19 de julio de 2010

Escritos de Tierra Nº 6: MI TORPE MIRADA, MIS TONTAS PALABRAS (post - 43)



Mis frías manos se agitaban temblorosas en una típica tarde de invierno, el vapor que salía de mi boca en un exhalo intentaba estérilmente entibiar mis congelados dedos, mis ojos buscando distraerse iban de lugar en lugar indagando por algo interesante que husmear. En su mirada caían señoras conversando, novios caminando y niños correteando y saltando hacia una pared sin sentido. Como es ya costumbre en mi de entre todas las alternativas posibles mis ojos alojaron su mirada en aquella blanca y solitaria pared quizá la mejor opción para pensar en no pensar, para imaginar una gran hoja de papel en blanco, ese vacío que a veces parece infinito, esa nada que a veces parece esconderlo todo; un mundo sin color en el que es fácil abstraerse aunque consecuentemente los sonidos del boulevard se encarguen de traerme de vuelta solo para percatarme que ese punto fijo en medio de la ficción, una ficción blanca y solitaria, había sido reemplazado por la figura de un provocador escote que coquetamente se atrevía a desafiar al frió del atardecer y a la sigilosa tranquilidad del boulevard .


Al parecer mi mirada, perdida entre mis desvaríos, había tenido el azaroso tino de encontrar consuelo ante mi ausencia en los incitantes y pronunciados bordes de coral de aquella blusa color violeta ligeramente resguardada por una ceñida casaca jean. Consciente ya y en seguro control de mi cuerpo alcé la vista para saber cuanto la había estado mirando; ella, como era de esperarse, me estaba observando con una expresión no muy amigable que me daba una idea de cuanto la había estado importunando. Pero, por extraño que se lea, ella no dejaba de mirarme y yo por orgullo e interés no aparte la mirada; aunque mis manos tiritaban por el frió viento que traía la noche y su gélida brisa cubría aquel apretado escote con el vaivén de sus cabellos que rompían por momentos la excitante sugestión de su mirada en la mía, no nos movíamos, ambos teníamos la intriga de saber cual de los dos se rendiría al voltear primero… al apartar la mirada… resultado que al final, tal vez, sea mejor no decir.


Mis ojos son cansados, tristes, viejos, transparentes, irritados, con cierto desengaño y algo de profundidad… sin duda una mirada torpe que a veces busca ver más allá…


Descubriré algo, no debería decir las cosas que algunas veces digo, no debería acallar las cosas que en otras quisiera decir. Creo que las terminaciones nerviosas que conectan mi mente y mis manos son más finas y sensatas que las que conectan mi mente y mis labios, mis ideas en papel suelen ser más consideradas que aquellas que se pierden en un respiro. No obstante solo estas llevan el tributo de mi voz, de la melodía y la equivocación; aquella imperfección que nos hace más reales. Palabras tontas.


Hace 6 años un día de medianoche yo la acompañaba a uno de esos concursos de baile que solo pocas personas conocen y que no me interesaban en absoluto, mas ella estaba ahí asi que yo también. Juntos, de la mano, con frió, platicando; ella se detuvo diciéndome “¿No es un poco tarde para que llegues tu casa?“Yo la mire tratando de que no percibiera que mi permiso había expirado tres horas atrás respondiendo “No, no creo, aunque si me queda bien lejos” ella sonrió “Mejor deberías ir, yo vivo a la vuelta asi que esta bien si me quedo, además dentro de un rato llegan mis papas” Yo alcé la mirada “Me quedaré un rato más, quiero acompañarte, además si se me hace tarde siempre puedo regresar corriendo” ella se tomó el cabello para ocultar su risa, replicando “¿Por qué eres tan lindo?” titubeé “No lo sé” me pareció la mejor respuesta (a algo que ahora sé que no debería escuchar) Cinco minutos después salía de ese lugar con un paso apresurado solo para ver, luego, como ella me alcanzaba argumentando “Te voy a acompañar hasta la puerta”.


Y así lo hizo, y cerró la puerta tras de si para luego besarme efusivamente ante mi inesperada sorpresa. Yo no dije nada, ella volvió a entrar, yo me quede contemplando la puerta por un rato después di media vuelta y comencé a correr, a correr hasta mi casa, como le había dicho, aunque ella creyera que estaba bromeando.


Mis palabras son honestas, son casuales, traen problemas y a veces los enmiendan. Mis palabras son impulsivas, elegantes pero rebeldes; son bien intenciones pero mal entendidas. Mis palabras vienen del corazón pero son desordenadas y suelen llegar tarde. Mis palabras son tontas pero complicadas. Mis palabras son mías y al igual que mi mirada llevan ideas de lo que soy, ideas que se mezclan con el aire, con el timbre de mi voz, con mi rostro y el silencio, con las horas, mi perfume y la estación.


Nota a pie de página: He estado ocupado estos días, pero ya me libere. Asi que ahora habrá que nivelarse...

martes, 6 de julio de 2010

Escritos de Tierra N° 5: DÍA LIBRE, ME APETECE (POST - 42)


La mañana cae presurosa en la gran ciudad. La tenue claridad que escapa de ese cúmulo de nubes que rodea a Lima “La gris” nunca será tan intensa como los rayos de un sol veraniego pero para mi son igual de irritantes e igual de molestos, y más aún en mi cama que se encuentra flanqueada por dos ventanas que no reparan en prohibirle el paso a esta insolente luminiscencia que con total desparpajo viene a joderme a estas horas, tan temprano en la mañana. Sin remedio, ofuscado y con sed de venganza no me queda más que abrir los ojos.


Luego de despertar a regañadientes miro la hora en mi reloj de pared adelantado: Son las once de la mañana. Parpadeo una vez más, me sacudo la flojera con unos golpes en la cabeza y un par de estiradas cual gato gordo y me pregunto y me respondo ¿Uhm, tengo que ir a clases? – eh, no ¿Tengo que recoger exámenes? - Tampoco ¿Creo que ya acabe el ciclo, no? – ah si, hace un par de días ¿Aún tengo flojera? – Mucha. Sorprendido por la hora en la que me he levantado solo veo dos soluciones posibles, o me compro cortinas más grandes o me amarro un algo en los ojos. Así mientras iba pensando si tenía algún amigo que pudiera prestarme un pañuelo me eche algo de agua a la cara, me acomode un poco el cabello y salía buscar algo de pan y un poco de mermelada. Y camine por la Canadá con mi polera doblada y arrastrando la basta del buzo por toda la avenida.


Llegando a la panadería espere en la cola de la caja mientras que un tío cuarentón frente a mi sorbía el que parecía ser su cuarto o quinto café con mucho cuidado de no ensuciar su desteñido terno, en un momento volteó y me miro con sus ojos amarillos que mostraban un aire avejentado y el pensaba “¡Nadie que se levante a las once puede ser alguien en la vida!”, yo sonreí y pensé “Si a los cuarenta años no puedo tomarme un día cualquiera para simplemente no hacer nada sabré que soy un perdedor…”


En un par de mordiscos acabe todos los panes que había comprado “dormir tanto da hambre” – me dije mientras cancelaba todas las cosas que tenia que hacer ese día, recurriendo a mi admirable astucia para las buenas excusas, y me acercaba al teclado para saber si me antojaba escribir algo, mas mi Pc no prendía y luego mi radio no prendía, ni las focos ni el televisor, calmado y con la ligera alegría que te da el estar descansado me acerque a tocarle la puerta a mi casera la que me dijo que debido a un problema que tuvo en su ducha no teníamos luz y que era probable que el técnico al que ya había llamado no llegase sino hasta mañana, comprendí la situación, le dije que no había inconvenientes y luego de eso regrese al dpa a cocinar un sencillo almuerzo de dos y cincuenta. Comí bien y como me apetecía hacerlo salí a caminar por la ciudad.


Un día libre es sin duda la mejor manera de complacerse los gustos, de relajar el cuerpo y animar la mente. Finalmente después de cruzar parques, atravesar puentes y visitar a algunos parientes regrese a la calida oscuridad de mi cuarto, los faros en la noche que lindaban por mis ventanas reemplazaron la necesidad de unas velas y ante una bella escena y un esporádico recuerdo tome prestados la seducción y el ardor de mi guitarra para endulzar al terco frío creando unas cuantas canciones. Como dijo la casera en todo el día no hubo luz y no llego sino hasta la tarde del día siguiente, sin embargo me agrado mucho ese día, quizá uno se deleita más con los días en los que no tiene nada, quizá uno siempre hace algo aunque en su momento no lo sepa, quizá aunque no tenga cuarenta ya existen días en los que puedo quedarme dormido con mi guitarra en los brazos y un par de canciones al lado sin sentirme un completo perdedor. Tal vez tenemos más de lo que el trajín de la vida nos permite apreciar y disfrutar…


Nota a pie de página 1: Así comienzan los post irregulares de vacaciones.


Nota a pie de página 2: buscaré o haré un mejor video d esta cancion asi que aguantenme el cambio.