domingo, 1 de mayo de 2011

Tinta Sexta: ¿TU RESPIRAS…? (post – 61)

Cuando no hay nadie más a mi alrededor, cuando voy caminando por las aceras de la ciudad escuchando la música que me gusta, cuando converso con aquellas personas que considero cercanas, cuando estoy cansado y quiero irme a dormir, cuando me acerco para besar a alguien, cuando paso toda la tarde solo, cuando la paso con alguien que quiero, cuando siento en mis manos vacías un ligero cosquilleo de aprehensión, cuando canto, cuando escribo, cuando sueño, cuando anhelo, cuando creo… cuando siento… Yo, respiro.



Cuando el trafico de la ciudad hace que mi aparente ventaja al reloj se reduzca de una manera indeteniblemente trágica y no tengo más remedio que bajar del carro para recuperar los minutos en una larga corrida de contemplaciones homéricas hasta mi asiento en el salón de clases… Yo… respiro fuertemente, agitadamente mis músculos se comienzan a tensar, las palpitaciones de mi corazón aceleran la marcha y luego de llegar a mi límite mi cuerpo sigue en movimiento empujado solo por la ingeniería perfecta de mi orgullo y mi terquedad. Al final, un delicado e intenso hormigueo en mis manos me da la impresión de haber aprendido algo. Cuando se trata de correr… tal vez las personas no tienen límites.


Cuando canto mi voz se desdobla de una manera fascinante, los sonidos a mi alrededor retraen ecos de voces que no precisamente se parecen a la mía normalmente y es que en esos livianos instantes de profundidad puedo volver a ser quien yo quiera, puedo envalentonarme con las melodías que rodean mi respiración y en la inspiraron de mis suspiros y la expansión de mis pulmones encuentro nuevas formas y figuras para sentirme vivo. Buscando en mi diafragma unos gritos entonados me topo con las nuevas formulas de mi felicidad y una vez más yo, respiro… respiro solo para exhalar y volver a respirar bocanadas de aire comprimido con mis propias dudas las que solo cuando canto tienen sentido o por lo menos pierden su importancia. Cuando yo respiro, lo hago para relajarme y cuando se trata de eso tal vez las personas no deberían tener limites…


Cuando te extraño, cuando no te veo llegar, cuando la lluvia que cae en mi me parece cada vez más pesada, cuando desconfío, cuando no creo del todo en lo que siento, cuando solo la soledad hace que regreses conmigo, cuando reduces todo lo que vivimos y prefieres entregarte a tus miedos, cuando a pesar de todo no puedes confiar en ti, cuando tomo la decisión más madura solo para darme cuenta luego de que estoy equivocado. Cuando me invade la necesidad de desearte lo mejor pero no estas aquí, cuando te alejas de mi. Cuando tengo miedo pierdo mi tranquilidad y me es difícil respirar, cuando a pesar de todo lo que puedo hacer no puedo hacer sentir mejor a una persona, cuando lo hecho todo a perder. Cuando me siento incompetente ante el mundo, ante mis confusiones mi respiración se entrecorta, todas las emociones regresan de mis manos y se agolpan dentro de mi pecho dejándome sin aire, bloqueando el obtenerlo.


Cuando no puedo respirar me vuelvo triste, solitario, distante. Cuando logro ser muchas personas en mis cosas mi respiración oscila en la crónica y placentera agonía de un respiro sofocado.



Cuando no puedo respirar me aferro a una boya de tinta para no ahogarme en un mar de canciones con notas de blues. Para respirar bajo el agua tan solo tengo que decidir hacerlo porque muy adentro de mi mismo sé que es la mejor decisión que podría tomar en cualquier momento y quisiera seguir respirando porque me agrada hacerlo y por más que sean pretensiones masoquistas admitir que también me agrada sentir esa opresión en el pecho y esa tensión en los músculos cuando me privo de todo aire sé muy bien que no busco lastimarme tan solo busco un poco de realidad algo que pueda servir para reanimar mis pulmones, algo que me haga sentirme bien, sentirme vivo.


Cuando yo respiro todo es bueno a mi alrededor, el aire atraviesa cada poro de mi piel y soy capaz de hacer todo y crearlo si no existe. Ahora en estos días yo solo quiero respirar tranquilamente. He estado de viaje por tanto tiempo que me gustaría mucho tomarme unos días para descansar, para vivir calmadamente, para hablar relajado, para reírme de cosas cotidianas, para practicar un aprehender más sencillo, más humano… con toda la debilidad que eso implique. Si yo respiro y me encanta hacerlo me pregunto qué otras cosas más me gustaran, me pregunto qué será de ti… que podrías decirme tú… dime… ¿Tú, respiras?...



Nota a pie de págima: Volvi... por mi... por las dos mil visitas... por mucho más...


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