lunes, 1 de octubre de 2012

Escritos de Ensoñación N° 16: "LA AVENIDA DEL CAFÉ Y LAS COPAS..." (Post - 86)


Luego de varios años, cada lunes como a las seis te vuelvo a ver.

Luego de todos mis trabajos, de tus clases en la universidad, de tus mil peros (mi lucha eterna), de mi inconvencional melancolía y nuestro poco tiempo. Luego de tanto tenemos una tarde libre en común. Quien diría que esta vida que nos debía tanto ahora nos vuelve a unir.

Hay cosas que han cambiado. Tengo un trabajo más rentable, puedo pagar un taxi de la oficina a tu casa si me apetece, aunque igual trato de salir temprano y tomar el tren. Te siento más madura, ya no te preocupa que nos veamos por temor a lo que pueda sentir por ti y aunque ahora lo haga o no por fin podemos creer cuando te decía que una relación así podía funcionar. El descaro nos cae bien. Tú oculta pasión por lo que escribo y mi amor platónico por ti no tendrían por qué arruinar nuestra amistad.

La avenida del café y las copas se ha convertido con los años en el punto de encuentro de artistas y bohemios que pretenden más de lo que en verdad son y aunque solo algunos de verdad merezcan el título el ambiente que ellos han formado con sus afanes ha envuelto las noches tan humildes como esta con un cálido manto de inspiración, algo que nos resulta íntimamente atrayente. Cualquier lugar aquí puede ser nuestro refugio. Es imposible no sentirnos tan bien cuando tu aún muy en el fondo sueñas con ser esa gran pintora que viaja por el mundo y yo sigo debatiéndome entre ser un escritor errante o un cantante célebre.

Mientras hablamos de trabajo y de estudios nos miramos con una pequeña luz azul en los ojos preguntándonos si podremos tirar todo algún día y dedicarnos de por vida a lo que sentimos y aunque lo planeamos todavía nos falta la entereza para poder hacerlo o tal vez solo unos tragos de más.

Cada tarde al comenzar la semana me reencuentro con una vieja amiga que nunca lo fue tanto, de la que alguna vez me enamore sin saber cómo. Todos los lunes (o al menos esa es la idea) nos reunimos para planear como escaparnos de la vida que llevamos. Rodeados de bocetos de las personas que queremos ser la admiro porque ella es la mejor chica que conozco sin conocer. La más igual a mí, la que juega a dejar a su enamorado si yo dejo a la mía y aunque haya días en los que me parezca un sano intercambio sé que ninguno de los dos lo hará. Estamos atrapados en una gran comodidad. Una sensación de felicidad. Ella madura muy lejos de mí y yo me vuelvo viejo lejos de ella. Ella ya no tiene en el alma esa tierna inocencia con la que vino a mí la primera vez y yo de seguro ya no guardo rastro de esa luz que logro ilusionarla aquel día.

Pero ahora nos vemos, con la mitad de nuestras vidas ya resueltas nuestras frases de cordialidad se pierden entre ideas delirantes de rebelión, rebelión a la vida, al pasado, a esos malditos días que no quieren ir atrás. Lo que nos queda entonces es jugar entre supuestos. Una probabilista consolación de saber que en alguna vida paralela estaríamos los dos partiendo al mundo en un crucero por los mares del océano atlántico y sus purpurinas aguas de las que tanto te han hablado.

Los sueños que tuvimos cuando jóvenes quizá nunca fueron lo suficientemente fuertes como para dejarlos salir. Quizá la felicidad real sea mejor que la de ensueño, quizá nos vemos cada vez con esa pregunta en los labios esperando que el otro la responda pero nos quedamos callados. Tomándonos el último trago nos retiramos del lugar esperando volver la semana siguiente.

Cada lunes como a las seis la vida nos brinda la última oportunidad para tomar nuestra elección y cada lunes al parecer

PARTE 2

Nota a pie de página: Perdonen pero me siento incompleto para  terminar esta historia. El parpadeo contante del cursor en el documento se ha metido en mi cabeza, como el único final que puedo darle por ahora.


No hay comentarios: