sábado, 27 de junio de 2009

Tinta Tercera: ELEMENTOS

Ayer me aunaba cansado, explayado totalmente en mi cama acostumbrada deslicé la pluma a un lado, incliné ligeramente el cuerpo y tome las hojas como almohada. Sin reclamación alguna me quedé dormido.

Desperté dos horas después, como era de esperarse secuencialmente emocionado. Primero relajado (¡¡ah, que bien dormí!!) luego inquietado (mmm? La sabana esta muy dura, además suena a papel) después resignado (¡ay con un xarajo eran hojas nuevas!) y finalmente enojado (tenia que escribir lo del post…) – y acabo de “dormirme” ese tiempo – solo tenia un verso en letra completa y otra que paulatinamente se iba convirtiendo en contorneadas líneas onduladas.


- ¿Bueno y ahora qué? Ya no tengo tiempo - Y es que son tantas las palabras que deambulan por mi mente que a veces suelen chocar unas con otras haciendo mi tarea más trabajosa aún (alguien ha dado RCP antes, no es nada fácil) así que para socorro mió y de tanto herido he tomado la decisión de ubicar a cada uno con nombres distintos. Es difícil clasificar tus emociones, los sentimientos no se dejan empadronan tan fácil, pero he acordado con ellos que para fines del blog haremos un esfuerzo y cada uno viajará a cinco diferentes lazos.

El primer nudo en estos ha sido llamado “escritos de viento” que hablaran de cambios, de aventuras, de días y caminos, todo aquello que me mueva y que sea impredecible. Los siguientes son los “escritos de mar” que jugaran a orillas de mi filosofía, de mi silencio, mi tranquilidad y mi nostalgia. Luego vendrán los “escritos de tierra” que emanarán del nacer, de un comenzar, de la estabilidad; sin embargo también expiaran la rigidez, la aridad y la dureza que me toque vivir. Y finalmente estarán los “escritos de fuego” que avivarán la intensidad, la pasión, la vehemencia; aquello que llegue a sofocar mi respiración.


El tratado ya estaba casi listo, mi firma y mi sello yacían estampados en el papel pero ellos no se acercaban. Tenían una petición que hacerme. Querían un nudo más, querían un lugar donde recitar su ilusión, sus esperanzas, sus tristezas, su amor (y yo lo olvidé) el más humilde de ellos se acercó a mí y lo confesó con la temerosa reverencia de una mirada inclinada. Baje mis ojos, baje la voz y asentí ligeramente con la cabeza. No tenía palabras. Me sentía influido y admirado y juré a mis adentros que siempre sería su cómplice. Y así se pactó el último de los cinco nudos los “escritos de ensoñación” donde son libres de vivir y sentir si así lo desean. Lo que menos quiero es limitar su emoción.

Ambos sellos y ambas firmas se encontraban ahora secando en el papel, cada nudo, cada tema, cada elemento estaba ya dispuesto y así nos encontrábamos también nosotros, al final de las primeras tintas y a punto de abordar los escritos me detuve y los contemplé tras de mí…
– No se preocupen – les dije – prometo no quedarme otra vez dormido…


Nota a pie de pagina: por consejo e ideas mias en este post y los siguientes reduciré lineas pues algunos sugieren que "al lector le cansa leer tanto"... ¿sera verdad? si no me ajusto a tal intromisón regresaré a escribir cuanta letra salga de mis dedos.

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