miércoles, 30 de septiembre de 2009

Escritos de Viento Nº 2: AUNQUE LA CALMA SE OPONGA A LA FELICIDAD (post-13)

(LA BELLEZA DEL CAOS)

Que locura, sin duda estos días han sido una locura, típicos días de parciales, de presentación de trabajos y cualquier otra prueba que demande una correría agitada, un recurseo de astucia y unas tentativas de suicidio (y homicidio). Vale, no soy tan ajeno a ellas pero ciertamente no soy de los que ya están sudando dos días antes del examen, de los que mandan a coser calzones a todos alejándose en busca de un retiro espiritual para encomendarse a los santos (“San José ayúdame que no sé” “San Vicente ¿que pregunta este demente?” – cosas que habrán leído por ahí) o queriendo conectarse con algún antepasado sabelón (¿es eso posible?) o por el contrario aquellos que se juntan entre todos para estudiar como apóstoles esperando a que el conocimiento les caiga en demasía y a todos por igual (lengüitas de fuego por aquí y por allá. Amén). Yo por otro lado soy más cínico, más vago y más lustrado como para repasar una vez y ya sentirme hastiado conmigo mismo (¿Qué se le puede hacer?) así que en esos grandes lapsos en los que todos a mi alrededor estudian (o parecen hacerlo) yo los observo (pareciendo estudiar) me doy cuenta que su convulsión y su samaqueo cognitivo me causa gracia (ojo, no burla) y una alegre calma a la vez, en esos momentos hurgué involuntariamente en el traspapelado buró de mis memorias y tropecé con un día de colegio en el que sentí algo muy parecido, todos se movían de un lado para otro adornando el salón con dibujitos, cartulinas de colores, papel crepe y demás artículos decorativos que mi virilidad me impide recordar con nombre exacto, mientras yo, que ya había hecho mi parte (un escrito para el periódico mural), me encontraba frescamente parado a mitad del salón viéndolos interactuar. – “Si… es la misma sensación, la sensación de felicidad.”—

Entendiendo lo que llegaba a mi quedo claro que era una improvisada representación de lo que es la felicidad para mi, extraño que irrumpiera así antes de un examen pero como dije antes esas cosas no suelen ser muy importantes para mi lo más que ha podido ser es la invención de unas cuantas frases para la arenga previa (primero si sé que de antemano esta fácil es: “¡¡¡vao con toda la furia!!!” si esta trabajo-difícil: “¡¡vamo con fe!!” y si ya esta yuca y encima yuca dura solo queda ir donde el profe y pronunciar con una venia: “¡AH, los que van a morir te saludan!”) pero volviendo a la imagen es intrigante lo sencillo y sacrificado que es como en todo tiempo se devela esta búsqueda, la búsqueda del caos, del desorden (no conflictivo), de la inestabilidad, del delirio, del desconcierto, de la desigualdad simétrica, de la dulzura incompleta, la belleza del caos, de su fuerza, su intensidad y su fugacidad.

Adrenalina, la excitabilidad de terminar en el preciso momento, de no poder vivir en lo tranquilo y lo estable porque no hay nada que crear allí, no hay nada que mejorar, ni nada que esperar por eso la felicidad (a mi ver) no es eterna porque en ese momento dejaría de existir, dejaría de importarnos y de buscar, de buscar aquel fragmento del destino, aquella vaga idea (o vaga persona) que apreciamos como nuestra propia felicidad y al parecer más allá de trabajos, pruebas o exámenes que puedan acaparar los pensamientos el alcance (idealista o no) de la felicidad siempre arribara a costa de nuestra, a veces, atiborrada playa mental cual aire de oriente, cual ráfaga traviesa que hace caer manzanas en la cabeza de aquellos que divagamos (con estilo) cuando deberíamos estudiar o simplemente cual insistente voz que te pide un soplo de atención en pleno examen. Para tal caso (como en todos) lo que hagamos depende de nosotros y en mi trastabillado apetecer de zapatos gastados y encariñado suspirar que llamo experiencia (una forma de ella al menos) lo que habríamos de hacer es atender y ayudar quizá la mejor forma de terminar bien un examen, un día, la vida.


Todo eso suena bien en teoría, pero es prácticamente difícil no obstante ya conciliamos que debe serlo; una vida fácil es aburrida, una vida sin emoción es cansada, una vida sin esa escurridiza y coqueta felicidad no tendría nada de interesante ni desafiante, fortuna (o pena) que para este joven escritor sea tan adictivo y cada cuando tenga ganas de vestir su acostumbrada armadura, empuñar su vieja lanza y emprender otra distraída y quijotesca búsqueda con un caballo que ya reniega de llevarlo pero que se alegra de verle y de acompañarlo. Como yo lo veo y como seguro el también lo ve, aún tenemos todo un mundo por perseguir. Que locura, sin duda estos días han sido una locura, típicos días de parciales, atípicos días para mi. Aunque la calma se oponga a la felicidad.
Nota a pie de página: Unos dicen que esta bien porque es dificil de recordar y otros que no si ya tienes tantas visitas ya se deben de haber familiarizado, etc. Pero ya es tarde para cambiarlo asi que repito que falta 1 semana (7 de Otubre) para cambiarle de nombre al URL a www.anhelanteazul.blogspot.com lo repito para evitar confusiones y repito también que los post se dan cada miercoles. Ya
veremos como salen estos pequeños experimentos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

voy a comenzar mi convulsión y mi samaqueo cognitivo este 19 de noviembre conlos finales :O